¿Qué puedes hacer?
Piensa que cada persona es diferente, porque ha vivido
experiencias distintas, (por lo que ha aprendido, también, otros valores y
creencias), tiene sus propios pensamientos, sentimientos y expectativas, así
como necesidades y estados de ánimo que influyen, constantemente, en todo lo
anterior. Por lo tanto, tú no puedes satisfacer y tener contenta, constantemente,
a toda la gente que es importante para ti o con la que tratas, ya que lo que le
gusta a una, le disgusta a la otra.
De hecho, ni siquiera puedes darle gusto, siempre, a una sola persona,
porque los seres humanos somos cambiantes y tanto tú como ella, varían,
constantemente, en su estado de ánimo y necesidades. Por otro lado, tú tienes
necesidades y deseos que deben de ser satisfechos, por lo menos en su mayoría,
para que tengas una vida plena y agradable y únicamente tú puede hacerlo, por
lo que la cantidad de tiempo y energía que tienes, no te alcanza para ti y para
buscar, constantemente, la felicidad de los demás.
Esto no quiere decir que no vas a hacer cosas por ellos,
pero sí, que no vas a sacrificar lo que es importante para tu bienestar, por
evitar lo que la gente piense algo sobre ti.
Es importante que empieces, poco a poco, a dejar de darle
gusto a los demás y comiences a darte gusto a ti. Puede ser que, en un
principio, te resulte un poco difícil o atemorizante, pero es importante que te
enfrentes a dicho temor y, a pesar de él, actúes pensando en lo que tú deseas y
necesitas.
Empieza a practicar en algunas situaciones de poca
importancia, diciendo que no estás de acuerdo o dando tu opinión y date cuenta
de que no sucede nada terrible, aun si te manifiestan una crítica u oposición.
Fuera de un ligero malestar, que es tolerable, no pasa nada, a menos que tú,
con tus pensamientos, incrementes tus emociones negativas. Empieza, también, a
establecer ciertos límites y, si te mantienes firme, los demás, poco a poco,
los van a ir aceptando.
Si te sientes tenso pensando que están hablando de ti o
criticándote, relájate, utiliza alguna técnica de respiración y piensa con
firmeza. Su opinión es sólo eso, una opinión, sin ningún valor real.
Date cuenta que para que alguien te aprecie y quiera estar
cerca de ti, no tienes que ser igual a él. Si realmente te valora, aceptará y
respetará las diferencias y si no lo hace, seguramente no es la clase de
persona que te conviene tener cerca de ti.
Si al principio, al cambiar tu conducta, expresar tus
gustos y preferencias y al poner límites, sientes que se reduce tu círculo de
relaciones, no te preocupes, poco a poco puedes rodearte de la gente que valga
la pena para ti, recuerda que no se trata de cantidad, sino de calidad.
Finalmente, lo que opinan los demás y, con frecuencia, lo
que creemos que opinan, porque muchas veces ni siquiera lo sabemos con
seguridad, no son más que palabras subjetivas que tienen el valor que nosotros
les damos. Si no creemos en ellas, no nos causan ningún daño o malestar.
Observa a la gente y date cuenta de cómo ante una misma
situación, diferentes personas opinan o reaccionen de distinta manera, porque
lo hacen subjetivamente. Lo mismo sucede en relación a ti.
Con frecuencia nos angustiamos e incluso actuamos de
determinada manera, por temor a lo que creemos que los demás están pensando,
cuando ni siquiera sabemos si tenemos razón al adjudicarle esta conducta a los
demás. De hecho, evitar su posible critica o rechazo, tiene un precio demasiado
alto, ya que significa sacrificar nuestra propia individualidad y un gran
desgaste emocional, por tener que actuar constantemente.
Disfruta el momento en el que estás, comprométete con lo
que estás haciendo y te vas a dar cuenta de que ni siquiera te cuestionas sobre
lo que los demás pueden estar pensando.
Trabaja para fortalecer tu autoestima. Si los demás te ven
seguro de lo que dices y haces, te van a respetar más. Reconoce tus cualidades
y logros y acepta tus limitaciones y errores, pensando que eres un ser humano
como cualquier otra persona de este mundo.
Ten en cuenta que la aprobación o rechazo de los demás no
significa que vales más o menos como persona ni que eres mejor o peor, más o
menos importante, únicamente refleja su manera de pensar.
Recuerda que para mantener buenas relaciones es importante
dar lo mejor de ti mismo y si no te aceptas, valoras y respetas, no puedes
darte a los demás, les estás dando una copia de lo que ellos son y, a la larga,
ni tú ni ellos van a estar satisfechos.
Cada vez que te des cuenta de que estás muy pendiente de lo
que puedan pensar de ti, repítete mentalmente: “No soy adivino, no sé lo que la
gente piensa o deja de pensar, pero sus palabras son solo palabras, no me
definen como persona. Yo soy yo y estoy bien”
Aprende a cambiar los pensamientos negativos que tengas en
este aspecto y/o a parar el pensamiento, cada vez que te pongas obsesivo en
cuanto a la posible crítica o rechazo de los demás.
Detecta las creencias negativas y equivocadas que mantienen
tu conducta y modifícalas o elimínalas.
Aprende a manejar las emociones negativas y equivocadas,
como la culpa o la vergüenza, que puedas tener a raíz de tu temor ante el
probable pensamiento de los demás.
Dejar de preocuparse por la opinión de los demás, no
significa ir siempre en contra de todos, sino saber analizar en qué situaciones
nos damos prioridad y en cuales nos adaptamos o cedemos.
Querer darle gusto a los demás, de vez en cuando, no tiene
nada de malo, vivir para hacerlo, por temor, nos impide vivir y disfrutar de la
vida.