La indecisión y los momentos de crisis.



La indecisión está muy relacionada con nuestras emociones. El estrés, la angustia, la depresión, etc., pueden volvernos indecisos o hacernos tomar malas decisiones


¿A veces, cuando tienes que decidir,
te sientes perdido?





Aprende a decidir,
aun en los momentos de crisis.


"La indecisión es fatal. Es mejor hacer una mala decisión, que incrementar el hábito de la indecisión. Si te revuelcas en la indecisión, seguramente no vas a actuar y la acción es la base del éxito".
Marie Beynon Ray (Escritora Americana).




Esta sección te ayuda a:

1.-Conocer los diferentes problemas que dificultan tomar una decisión.

2.- Saber qué hacer.




Problemas de indecisión.



  • ¿Cuándo tienes que decidir entre varias posibilidades, puedes elegir con facilidad?

  • ¿Después de tomar una decisión, sigues preocupado pensando que quizás no fue la decisión adecuada?

  • ¿El tener que decidir, te mantiene despierto durante la noche?

  • ¿Eres o te has vuelto indeciso?

Todos tenemos que tomar decisiones a lo largo del día.
A veces son decisiones poco importantes, como qué vamos a desayunar y en ocasiones son decisiones que cambian nuestra vida, como casarnos o divorciarnos, quedarnos en un trabajo bien pagado, pero que no nos gusta o buscar otro en un momento en que hay mucho desempleo, etc.

Tomar una decisión, significa elegir una opción, que va a provocar ciertas consecuencias, descartando todas las demás posibilidades.

En los momentos de crisis, pueden aumentar nuestros problemas para decidir.
Nuestras emociones influyen en la toma de decisiones y el estrés, la angustia, la depresión, etc., pueden volvernos indecisos o hacernos tomar malas decisiones.

Sin embargo, es diferente si sólo tenemos momentos de indecisión debido a la situación que estamos viviendo, a si somos indecisos.

Con frecuencia, nos cuesta trabajo decidirnos, porque no queremos:

  • Responsabilizarnos por la elección,

  • enfrentarnos a las consecuencias,

  • perder las demás posibilidades.

Por lo tanto evitamos decidir.

Esta situación se vuelve más difícil aún, cuando se trata de una decisión sumamente importante o cuando nosotros estamos afectados emocionalmente, por alguna situación que estamos viviendo, ya sea un problema personal, una crisis económica, una enfermedad, etc.

Nuestros estados de ánimo influyen en las decisiones que tomamos y en la manera en que las tomamos.
Por eso es importante reconocer qué es lo que sentimos y cómo ese sentimiento está influyendo en nuestros pensamientos y en nuestra forma de valorar nuestras opciones.

En ocasiones tenemos que elegir entre lo que nos gusta y lo que no nos gusta, pero nos conviene.
En estos casos, es importante considerar las consecuencias a mediano y largo plazo y no dejarnos llevar sólo por el beneficio inmediato y la satisfacción a corto plazo.

Algunas de las principales causas de la indecisión, a nivel general, son:

  • Falta de confianza en nosotros mismos.

    Ésta puede ser:

    • Momentánea, debido a los problemas que estamos viviendo o

    • general, causada por una baja autoestima.


  • Temor al fracaso.

    Ya sea:

    • por lo que el fracaso significa para la persona o

    • por la pérdida real que implica.


  • Miedo al cambio.

  • Falta de capacidad para tomar decisiones.

  • Falta de conocimiento de uno mismo, para determinar realmente lo que se desea y con que habilidades se cuenta para lograrlo.

  • Perfeccionismo.

A nivel específico, encontramos que la indecisión puede estar causada por:

  • Dudas respecto a:

    • Los resultados esperados,

    • las técnicas y medios disponibles para alcanzar dichos resultados,

    • los recursos con los que se cuenta,

    • el tiempo del que se dispone,

    • etc.


  • Poca información en relación a los aspectos relacionados con el problema o la situación en sí.

  • Considerar que el momento no es el adecuado para tomar una decisión y llevar a cabo un cambio.

  • Demasiadas opciones.

  • La importancia de la decisión.

  • Emociones muy intensas, causadas por la situación que se está viviendo.

En ocasiones, cuando nos cuesta trabajo decidir, pensamos que si no decidimos, no pasa nada.
Pero la realidad es que si no decidimos nosotros, otros lo hacen o decide la vida por nosotros y de todos modos nos vamos a enfrentar a las consecuencias de dicha decisión, con la diferencia de que no vamos a estar preparados, ni es algo que nosotros elegimos.

Además, no decidir es ya una elección e implica una responsabilidad y aceptar las consecuencias que el no decidir nos va a provocar.
Cuando podemos no elegir y mantener una situación tal cual, el precio que pagamos es la inmovilidad, una sensación constante de malestar y vacío interno, descontento con nosotros mismos por nuestra indecisión y frustración constante por vivir una situación que no deseamos.


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¿Qué hacer?

Si te cuesta trabajo tomar una decisión, analiza si esta actitud es reciente, si se debe a la situación que estás viviendo o si se trata de una característica más o menos constante.

De acuerdo a las causas descritas con anterioridad, analiza cuál o cuales pueden ser las que te impiden o dificultan a ti, tomar las decisiones adecuadas.

¿Sabes realmente lo que deseas?
En ocasiones no decidimos, porque no estamos contentos con la situación que estamos viviendo, pero no tenemos muy claro lo que queremos o cómo podemos lograrlo.

Si le temes a las consecuencias, toma una hoja de papel y escribe:
"Si hago…(aquí escribe lo que tienes que decidir) me voy a tener que enfrentar a …(aquí anota todo lo que crees que te podría pasar).
Escribe por lo menos 5, 6 o más cosas que crees que te podrían pasar y las consecuencias de eso, sin pensar mucho en lo que estás escribiendo.
Simplemente, pon lo primero que te viene a la mente.

Una vez que ya no se te ocurra nada más, analiza muy objetivamente, qué tan probable es que suceda cada una de esas situaciones.
Generalmente exageramos las probables consecuencias de nuestros actos.

Si lo que te detiene es miedo a responsabilizarte, al fracaso o al cambio, trabaja directamente sobre estos temas y sobre tu autoestima.

Si lo que te falta es información, búscala, pero consulta a las personas indicadas, es decir, a los que realmente tienen conocimientos y experiencia en esa situación.
No busques a tus amigos, simplemente porque lo son.
Puedes buscarlos para que te apoyen y motiven.
Pero para tener obtener información o ayuda específica necesitas consultar a quién tiene la información correcta y la experiencia profesional.

Escribe las diferentes alternativas que tienes y anota los puntos a favor y en contra, para cada una de ellas.
Actúa a pesar de tus temores.
Si trabajas en los obstáculos que te limitan, poco a poco te va a ser más fácil poder decidir.







Psic. Silvia Russek
Lic. En Psicología Clínica.
Especialidad en Terapia de Pareja.
Especialidad en Terapia Cognitivo Conductual.
Terapia por Internet, por videoconferencia.
Citas:
e-mail: [email protected]





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Recuerda:

El camino al éxito, está formado por información, acción y perseverancia.
Cada paso, por pequeño que sea, te acerca a la meta.

Tú puedes lograrlo.

Silvia Russek.




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