¿Por qué es
importante aceptarme a mí mismo?
Porque cuando no lo hacemos y nos comparamos, criticamos, rebajamos, insultamos
y/o estamos descontentos por lo que no tenemos, aumentamos constantemente
nuestro sufrimiento.
¿Te aceptas o te rechazas?
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Tú eliges.
“No podemos cambiar nada hasta que lo aceptamos. La crítica no libera, oprime”. Carl Gustav Jung. (Psiquiatra suizo, fundador de la Psicología Analítica). |
La autoaceptación y su significado.
Casi todos los
aspectos de nuestra vida, están relacionados con nuestro nivel de autoestima y
por lo tanto, de autoaceptación.
Sin embargo y a pesar de su importancia, con frecuencia tenemos un concepto
equivocado de lo que esta palabra significa.
Aceptarme a mí mismo, no significa decir:
Autoaceptación no quiere
decir aceptar lo que eres sin hacer nada al respecto.
De hecho, es al revés.
Para cambiar, mejorar o manejar aquello
que te causa problemas, lo primero que tienes que hacer es reconocerlo y
aceptarlo, pero sin crear una relación de enemistad contigo mismo.
Aceptarme a mí mismo es dejar de
pelearme conmigo mismo y con la vida, la suerte, Dios, el destino, mis
antepasados, etc., por ser como soy.
Es decir con tranquilidad y
satisfacción, pero sin emitir un juicio de valor:
"Mi cuerpo, mis sentimientos,
pensamientos, deseos, conductas, hábitos, etc., son parte de mí,
independientemente de que algunos me gusten y otros no".
"Son parte de mí, pero no son
yo"
"Esta es mi realidad".
"Lo que es, es".
Es la habilidad de ver y reconocer las
cosas tal como son, en este momento.
La autoaceptación se refiere a
cualquier aspecto relacionado con el ser humano: su edad, su estado de salud,
sus características físicas y psicológicas, etc.
Veamos un ejemplo de lo que significa
reconocer la realidad.
Imagínate que tú y un amigo, están
parados frente a una casa que está pintada de amarillo.
Esa es tú realidad en esos momentos:
La casa está pintada
de amarillo.
Si la casa se ve bonita o fea de ese
color.
Si debería estar pintada de otro color,
si está bien o está mal, etc., son juicios de valor, subjetivos, que varían de
una persona a la otra.
Lo único que es real, es el color de la
casa.
Lo mismo sucede con las personas.
Una persona puede tener pelo claro,
ojos cafés, nariz aguileña, tener sobrepeso, facilidad para las matemáticas y
para relacionarse con las personas, dificultad para dibujar y para manejar un
coche, etc., etc.
Esa es su realidad.
Si a él le gustan sus características o
no, si sus familiares y amigos las aprueban o las rechazan, son conductas y
juicios subjetivos, que no tienen nada que ver con la realidad.
Tienen que ver con sus propias
experiencias, con los sentimientos y pensamientos asociados a lo que han vivido
y con lo que han aprendido en el grupo social en el que se encuentran.
Aprendiendo a rechazarnos.
Con frecuencia, los padres tienden a:
Independientemente de
la forma en que los padres se dirijan a ellos directamente o hablen de ellos
con otras personas, cuando se da cualquiera de las situaciones antes
mencionadas, los niños se sienten criticados y rechazados por sus propios padres.
Es así como los pequeños concluyen, que
si sus padres los rechazan, ellos deben rechazarse también.
Más adelante, la sociedad establece
niveles de perfección en casi todas las áreas de la vida, como meta para ser
admirado y aceptado en los diferentes grupos sociales.
Niveles que no cuestionamos y que nadie
puede alcanzar ni siquiera en una sola área, mucho menos en varias.
Son inalcanzables, porque el ser humano
es imperfecto por naturaleza.
Pero si no aceptamos dicha
imperfección, nos pasamos la vida tratando de alcanzar un ideal inalcanzable y
devaluándonos por no lograrlo.
¿Qué
puedes hacer?
Independientemente de
lo que hayamos vivido durante la infancia o la adolescencia, al llegar a la
edad adulta, aceptarme a mí mismo se vuelve una elección personal.
El primer paso para lograrlo, es
reconocer lo que nos gusta y lo que no nos gusta de nosotros mismos y considerlo como características y conductas aprendidas que pueden ser cambiadas si nonos gustan o si nos están afectando. Por lo tanto, debemos dejar de
regañarnos, criticarnos, devaluarnos, compararnos, etc. y enfocarnos, mejor,
en lo que queremos y podemos hacer al respecto.
En segundo lugar, dejar de pelearnos
con nosotros mismos por ser así, viendo lo que no nos gusta, como conductas que
presentamos y no como parte de nuestro ser.
Para ello es importante aprender a
conocernos, sin tener miedo de vernos a nosotros mismos.
Es tomar consciencia y reconocer tu
conducta, hábitos, pensamientos, sentimientos y tipo de personalidad, sin tener
miedo de verte a ti mismo.
Te sugiero que hagas el siguiente
ejercicio:
Haz una lista de todas, todas tus
relaciones.
Utiliza una hoja para cada una de
ellas.
Una para cada una de tus amistades.
Una para cada una de tus familiares.
Y así sucesivamente para cada una de
las personas con las que te relacionas en el trabajo, en tus actividades
personales, en las relacionadas con la salud, etc.
En cada una de las hojas escribe como
título el nombre de la persona con la que te relacionas y escribe como te
comportas con ella cuando estas contento, enojado, triste, cuando tienes prisa,
cuando están solos, con otras personas, etc.
Puedes hacerlo en diferentes días, pero
una vez que termines una hoja guárdala aparte y no la vuelvas a sacar hasta que
termines con todas.
Después, toma nuevamente las hojas y
una por una, pregúntale a cada persona que te describa lo más ampliamente
posible, tanto lo positivo como lo negativo.
Si les cuesta trabajo haz una lista con
todas las características que se te ocurran, positivas y negativas, con tres
columnas, para marcar mucho, poco o nada y pídeles que las llenen de acuerdo a
lo que piensan de ti.
A las personas que no les puedas pedir
que te describan, contesta tú, como si fueran ellos lo que están contestando.
Una vez que tengas todas las hojas,
revisa los resultados y saca tus conclusiones.
Lo más probable es que te des cuenta que:
Psic. Silvia Russek
Lic. En Psicología Clínica.
Especialidad en Terapia de Pareja.
Especialidad en Terapia Cognitivo Conductual.
Terapia por Internet, por videoconferencia.
e-mail: bienestar.e@gmail.com
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nos causa.
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