Aprender a soltar,
para volver a vivir.


Aprender a soltar, es lo que nos va a permitir crecer, desarrollarnos y volver a ser felices, después de una pérdida o una situación dolorosa y es algo que todos podemos lograr, cuando hacemos lo necesario.



¿Necesitas aprender a soltar?

Tú puedes lograrlo.



“Es difícil evitar que las personas comparen su mundo, con el mundo que imaginan que tienes”. Carla H Krueger. (Escritora).




Aferrarse vs. soltar.


Tiendes a aferrarte al pasado, a las personas o a algunas situaciones, aun cuando te hacen sufrir?

¿Tratas de olvidar o dejarlas en el pasado, pero no puedes?

A lo largo de la vida, vivimos todo tipo de situaciones y, con frecuencia, nos es difícil soltar y dejar atrás algunas que han sido especialmente tristes, negativas y dolorosas. 

Actuamos así, porque no sabemos cómo evitarlo. 
En primer lugar, es importante estar conscientes de que, nos guste o no, lo aceptemos o lo rechacemos, nada es permanente en la vida, todo cambia y ante este hecho tenemos dos opciones:

  • Podemos fluir con los cambios o
  • podemos permitir que nuestros pensamientos y actitud nos “encadenen” a esas relaciones, sentimientos y momentos dolorosos que, si nos mantienen atrapados, nos impiden seguir avanzando y disfrutar de la vida.

Aprender a soltar significa:

  • Dejar de forzar una situación para que se dé o se mantenga, como nosotros queremos que sea. Con frecuencia nos esforzamos por lograr esto, a pesar de que no existen los elementos necesarios y adecuados para que así suceda.

Aceptar que lo que sucedió, ya pasó y que recordarlo constantemente, sólo nos va a causar un dolor innecesario. El recuerdo no refleja la intensidad de amor que sentimos por las personas involucradas, ni su importancia y el deseo de venganza, no las lastima a ellas, pero sí nos daña a nosotros

¿



¿A qué te estás aferrando?


Entre las principales cosas a las que nos podemos aferrar, encontramos:

  • Una relación. Esto sucede cuando somos dependientes de alguna persona o no queremos aceptar que una relación ya se terminó.
  • Pensamientos negativos o erróneos, que aprendemos a través de los años y que, por rigidez y/o miedo al cambio, no tratamos de modificar.
  • Una adicción o mal hábito que nos sentimos incapaces de modificar, debido a una baja autoestima o por falta de la motivación y la disciplina necesarias para hacer el esfuerzo que se requiere.
  • Emociones negativas que nos hacen sufrir innecesariamente, como por ejemplo, enojo, resentimiento, culpa, etc. Aparentemente, algunos sentimientos pueden darnos la sensación de tener mucha energía, poder o control, lo que hace que nos aferremos a ellos, pero, en realidad, nos desgastan emocionalmente y afectan nuestra conducta de forma muy nociva.
  • Una imagen negativa de nosotros mismos, que proviene de un aprendizaje y  autoreforzamiento constantes.
  • Eventos y recuerdos del pasado que nos causan dolor. Con frecuencia, nos aferramos a éstos, porque refuerzan nuestra imagen de víctimas o porque nos mantienen en una posición en la que no tenemos que esforzarnos para enfrentarnos a un presente, que no podemos o sabemos manejar.
  • Dinero o algunos objetos materiales.
  • Esperanzas sin sentido, que no están basadas en la realidad.



¿Por qué nos aferramos?

Entre los principales motivos por los que nos aferramos, encontramos:

  • El miedo al cambio y a lo desconocido, que creemos que puede ser muy negativo o difícil de manejar.
  • No queremos perder algo que nos gusta y nos causa placer.
  • Somos muy rígidos y esta rigidez nos da, equivocadamente, la sensación de control y poder.
  • Un sentimiento de apego, exagerado y negativo, proveniente de cuando éramos bebés.
    Todo bebé desarrolla dicho sentimiento. Si éste fue positivo y le dio seguridad al pequeño, cuando llega a la edad adulta es emocionalmente independiente y crea relaciones positivas tanto con las personas, como con las cosas y situaciones. Pero si dicho vínculo fue negativo, es decir, si el niño lo vivió con angustia e inseguridad, cuando crece sus apegos son exagerados y se vuelven el centro de su vida.
  • Una mala autoestima que nos inmoviliza, aun ante lo negativo.

Sin embargo, independientemente de que sepamos el motivo o no, el tratar mantenernos aferrados nos impide crecer, en el mejor de los casos y nos hace sufrir, en la mayor parte de las situaciones. Lo indicado, es aprender a soltar.

Actualmente se habla mucho de fluir, lo que significa soltar. Abrir nuestras manos y dejar ir, como la arena que se desliza entre nuestros dedos al abrirlos, Al aprender a soltar, permitimos que todos los sucesos y las personas se muevan a su propio ritmo, que estén con nosotros el tiempo indicado y, si es necesario, que puedan seguir su recorrido, ya que, cuando soltamos, nos liberamos.



¿Qué puedes hacer? 


Haz un buen análisis, honesto, de las emociones que te están afectando, para ver cuál es la causa de ellas y así, darte cuenta de qué es lo que estás cargando, es decir, a qué te estás aferrando.

Realiza el siguiente ejercicio de imaginación:  Imagínate que reduces, aquello a lo que te estás aferrando, a un tamaño tal que cabe en un globo de helio, lo metes en él le haces un nudo al globo y lo sueltas, viendo como se aleja hacia el cielo, mientras tú, con una sonrisa, le dices adios, sintiéndote a gusto y en paz.
Puedes hacer esto mismo en la realidad, escribiendo en un pequeño papel, aquello que deseas soltar, amarrándolo a un globo y soltándolo, dejándolo ir.

Para dejar ir el pasado, aprende a vivir el presente, el aquí y el ahora, fijando tu atención en todo lo que haces en cada momento.
Recuerda que cada minuto es único e irrepetible, por lo que es importante vivirlo plenamente y no perderlo preocupándonos por lo que ya pasó o por lo que no podemos tener.

Para dejar ir una relación o cualquier tipo de pérdida, es importante cerrar el círculo y elaborar el duelo, viviendo y manejando, adecuadamente, las emociones relacionadas a él y sanando nuestras heridas, así como, cambiando las creencias equivocadas que nos hacen sufrir.

Para soltar cualquier situación, persona o cosa, en general, es importante descubrir qué ganancias secundarias obtenemos al mantenernos en esa posición y qué creencias y pensamientos equivocados tenemos al respecto. Una vez que los descubrimos, podemos hacer los cambios necesarios.

¿Conoces la historia sobre los dos monjes y una mujer?
Puedes verla haciendo click:____ 





Psic. Silvia Russek

Lic. En Psicología Clínica.

Especialidad en Terapia Cognitivo Conductual.
Especialidad en Terapia de Pareja.
Terapia individual y de pareja.
Terapia en linea: e-mail:[email protected]



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Recuerda:

El camino al éxito, está formado por información, acción y perseverancia.
Cada paso, por pequeño que sea, te acerca a la meta.

Tú puedes lograrlo.

Silvia Russek.


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