Los problemas y las preocupaciones son parte de la vida pero no tienen por qué ser la parte más importante de ésta.
Para resolver los problemas, necesitamos contar con la información adecuada y actuar de acuerdo a ésta y para suprimir las preocupaciones, necesitamos analizar nuestros pensamientos y no permitir que el miedo y el pesimismo nos controlen.
¿Te sientes así, con frecuencia?
Resuelve los problemas
y acaba con las preocupaciones.
"No hay problemas, sólo situaciones que demandan una solución adecuada". (Anónimo). "La catástrofe que tanto te preocupa, a menudo resulta ser menos horrible en la realidad, de lo que fue en tu imaginación". Wayne W. Dyer. (Doctor en psicología y escritor estadounidense). |
Esta sección te ayuda a:
1.- Reconocer la diferencia entre problemas y preocupaciones.
2.- Saber qué hacer.
Los problemas y las preocupaciones.
¿Has tenido o tienes muchos problemas en tu vida?
¿Los resuelves bien y más o menos rápido?
¿Te preocupas mucho?
¿Cuándo estás preocupado por algo, resuelves el problema con cierta facilidad y rapidez o la preocupación te mantiene angustiado durante un tiempo?
Los problemas y las preocupaciones son parte de la vida.
Todos tenemos y hemos tenido problemas y todos nos preocupamos en diferentes situaciones.
Sin embargo, nuestra forma de ser, nuestra actitud y nuestra manera de percibir el mundo que nos rodea, pueden aumentar o disminuir dichos problemas y preocupaciones y pueden determinar nuestra manera de manejarlos.
Casi siempre pensamos que problemas y preocupaciones van juntos.
Pero es importante separarlos y analizar cada uno de ellos, para poder ver:
¿Qué es un problema?
Un problema es una situación que consideramos negativa y que queremos cambiar, pero que, de momento:
Una situación se convierte en un problema para nosotros, cuando nos molesta, no nos gusta, nos afecta de alguna manera, etc.
Si lo consideramos nuestro problema, por que nos afecta a nosotros, pensamos que podemos y/o debemos solucionarlo y esto no siempre es así.
Por ejemplo:
Imaginemos que tenemos un hijo que no quiere trabajar, un familiar que es alcohólico o que hay un pleito entre dos miembros de la familia.
Y supongamos que esa persona no vive con nosotros y no nos afecta directamente, pero sufrimos por lo que está sucediendo.
Lo único que nosotros podemos hacer, es hablar con esa persona o buscar una persona que tenga influencia y pueda hacerlo, pero si eso no funciona, nosotros no podemos solucionar el problema, porque nosotros no podemos cambiar a la persona u obligarla a cambiar, si ella no desea hacerlo.
¿Y qué pasa con la preocupación?
Generalmente cuando tenemos un problema, nos preocupamos.
Si esa preocupación dura poco tiempo y nos lleva a analizar la situación y a actuar, estamos hablando de una preocupación adecuada.
De hecho, podemos tener un problema y si estamos trabajando en la solución o buscando a la persona indicada para solucionarla, sabiendo que la vamos a encontrar, no necesitamos preocuparnos.
La preocupación generalmente está basada en un pronóstico negativo, que alimentamos con pensamientos pesimistas repetitivos.
Podemos volvernos preocupones por diferentes motivos:
¿Qué puedes hacer?
Cuando tengas un problema, lo primero que debes preguntarte es si tú puedes resolverlo.
Si tú no puedes cambiar la situación, acéptalo.
Es doloroso ver el sufrimiento de otras personas y no poder hacer nada al respecto, pero es peor, sufrir al ver su dolor y desgastarnos inútilmente, física y emocionalmente, por tratar de resolver algo que no está en nuestras manos.
Si la solución depende total o parcialmente de ti, responde a las siguientes preguntas, de preferencia por escrito:
Analiza cuidadosamente las respuestas y a partir de los datos que obtengas, escribe por lo menos tres soluciones diferentes y prueba cada una de ellas.
Si ninguna te da resultado, significa que:
Recuerda que si la solución depende de que otra persona cambie, tú no puedes hacer absolutamente nada si ella no está convencida de querer cambiar.
Te puedes pelear con ella, manipularla, amenazarla, chantajearla, etc., si no quiere, no vas a lograr nada.
Cuando estás preocupado pregúntate.
¿En este tiempo que he estado preocupado, cuántas soluciones he encontrado y cuántas he llevado a cabo?
Si llevas preocupado varias horas y no has logrado nada, muy probablemente, tu preocupación es innecesaria y te está sirviendo para evadir, no asumir, no actuar, no enfrentarte o no aceptar alguna situación dolorosa o para jugar el papel de víctima.
Trata de descubrir de qué se trata, para evitar un mayor sufrimiento en el futuro.
Psic. Silvia Russek
Lic. En Psicología Clínica.
Especialidad en Terapia de Pareja.
Especialidad en Terapia Cognitivo Conductual.
Terapia por Internet, por videoconferencia.
citas: e-mail: [email protected]
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Recuerda: El camino al éxito, está formado por información, acción y perseverancia. Cada paso, por pequeño que sea, te acerca a la meta. Tú puedes lograrlo. |