¿Podemos ser amigos,
después del divorcio?

Después de la ruptura.

Con frecuencia, escuchamos que algunas parejas, al terminar una relación, se plantean el deseo o la posibilidad de seguir siendo amigos. 

¿Es esto posible?
¿Es conveniente?

Para que se pueda dar una relación de amistad, después de una ruptura, es necesario que ambas partes lo deseen, estén dispuestos a trabajar y a cooperar para lograrlo y, sobre todo, que hayan sanado sus heridas.

Cuando esto sucede, ambas partes deben preguntarse:

• Qué significa, para mí y para mi ex-pareja, ser amigos y
• por qué o para qué, deseamos establecer y mantener una relación de amistad.

En cuanto al primer punto, es necesario aclarar que, para cada persona, el término amistad puede tener diferente significado.
Podemos encontrar gente que habla de amistad, cuando se refiere a una relación que simplemente es agradable y en donde las personas se ven sólo de vez en cuando, mientras que otras personas utilizan este término, para una relación en donde se comparten intimidad y un cariño profundos y constantes. Además, entre estos dos extremos, podemos tener diferentes relaciones, que se encuentran en distintos puntos intermedios.

Si queremos establecer una verdadera amistad, debemos tener en cuenta que ésta se refiere a una relación de reciprocidad, basada en la confianza, sinceridad, respeto, empatía y afecto. Mientras mayor sea el grado de compromiso, contención e información compartida, mayor el grado de intimidad entre ambas personas y mejor la calidad de la relación.

Aunque no es imposible mantener una buena amistad con nuestra ex pareja, es más adecuado plantearnos, como meta, el mantener una relación cordial y amable, sobre todo si hay hijos de por medio. Sin embargo, es indispensable, primero, dejar pasar un tiempo razonable para que ambos sanemos nuestras heridas.


En cuanto al segundo aspecto, el motivo por el que queremos seguir siendo amigos de nuestra ex pareja, encontramos que:

1. Aún mantenemos un cierto grado de cariño e intereses comunes.
   Cuando esto sucede y realmente no estamos enmascarando otro tipo de necesidades, debemos averiguar si nuestra ex –pareja se encuentra en la misma situación que nosotros. Si no lo está, la relación de amistad no se va a poder dar. Sin embargo, aun si ambos deseamos lo mismo, lo más indicado es dejar pasar un tiempo, para sanar nuestras heridas y restablecer nuestra vida.
2. Ambos queremos el bien de los niños.
   La mejor actitud que podemos tomar, por el bien de los niños, es tratar de mantener una relación cordial, pero no necesariamente tiene que ser una amistad.
3. Para estar enterados de lo que le sucede y de lo que hace nuestra ex pareja.
   Esta necesidad de saber lo que le sucede, sólo aumenta nuestra dependencia emocional y/o nuestro dolor y resentimiento, por lo tanto, no vale la pena. Mientras estemos pendientes de nuestra ex –pareja, las decisiones que tomemos para rehacer nuestra vida, seguramente no van a ser las mejores.
4. Dependemos emocionalmente de ella.>BR> En este caso lo indicado es trabajar sobre nuestra independencia emocional y nuestra autoestima, ya que, aun si somos amigos, no va a llenar nuestras necesidades y nuestros huecos.
5. Queremos defender nuestra autoimagen, demostrando que somos mejores o más maduros que las demás parejas.
   Esta imagen que queremos dar está basada en creencias erróneas y equivocadas y no vale la pena el sufrimiento, que esta actitud nos puede causar.
6. Es una manera de tratar de evitar el sentimiento de fracaso, ante nosotros mismos y ante los demás, ya que, aparentemente, si seguimos siendo amigos, podemos demostrar que no fuimos rechazados ni nos abandonaron.
   El divorcio no debe de ser visto como un fracaso. Es una situación que nos puede ayudar a crecer, para buscar una vida mejor.
7. Es una manera de tratar de recuperar la relación que terminó.
   Si nuestra ex –pareja ya no nos ama y no está dispuesta a regresar para trabajar y mejorar la relación, no vamos a poder recuperar algo que ya no existe.
8. Le tenemos miedo a la soledad y/o a no encontrar otra pareja.
   En estos casos, es importante aprender que no es lo mismo estar solos que sentirnos solos. Somos nosotros mismos, quienes tenemos que aprender a llenar muchos de nuestros vacíos y necesidades emocionales y, cuando lo logremos, vamos a poder disfrutar de nuestra soledad y a tener la capacidad de encontrar una buena pareja, con quien compartir nuestra vida.

Es muy difícil, aunque no imposible, mantener una relación de amistad cuando el vínculo amoroso se ha roto. Algunos de los principales obstáculos son:
Uno o ambos están dolidos.
Si uno de los dos sigue enamorado del otro o está lastimado, no se puede dar una amistad real. Sólo se puede pensar en una amistad sana cuando no hay dolor, coraje o resentimiento en ninguno de los dos.

Los amigos y/o la familia, en su deseo de “ayudar”, pueden darnos consejos o información sobre nuestra ex pareja, que crea o aumenta nuestro dolor y resentimiento.

Si uno de los dos o ambos tenemos una nueva pareja, ésta tiene que ser muy madura y con una buena autoestima, para no sentirse amenazada por nuestra amistad y no tratar de boicotearla.