El estrés y el medio ambiente.

Nuestro medio ambiente.

El medio ambiente en el que vivimos, trabajamos y nos relacionamos, influye en nuestra salud, actividades físicas, rendimiento, emociones, pensamiento, concentración, etc.

Son muchas las situaciones del medio ambiente que nos provocan estrés: ruido, tráfico intenso, mala iluminación, poco espacio disponible, contaminación, etc.

Aun sin darnos cuenta, estos estímulos sobre-estimulan a nuestro organismo.
Esta sobre-estimulación altera el funcionamiento de nuestro cuerpo y afecta su equilibrio, provocando estrés.

¿El resultado?

Irritabilidad, cansancio, apatía, agresividad, confusión mental y depresión.

¿El problema?

Que con frecuencia lo negamos o ni siquiera nos damos cuenta de cómo nos afecta.
Nos acostumbramos y pasa a ser parte de nuestra vida.

Sólo podemos modificar o solucionar aquello que conocemos y reconocemos.

Tomas consciencia de nuestra actitud ante el medio que nos rodea y de nuestra relación con él, puede provocar angustia.
Pero no hacerlo, nos provoca sufrimiento, enfermedades y nos hace vulnerables a él.

¿Qué hacer?

Pensamos que ante este tipo de estresores no podemos hacer nada.

Esto es un error.
En muchas ocasiones si podemos modificar la causa del estrés corporal, modificando los estímulos que nos afectan o reduciendo su impacto.

Podemos cambiar la iluminación de algunos cuartos, utilizar tapones para los oídos o evitar algunos lugares demasiado ruidosos.
Comprar un filtro de aire, cambiar nuestros horarios para evitar algunos congestionamientos de tráfico, vestirnos de manera diferente, etc.

Cuando esto no es suficiente, necesitamos realizar algunos cambios en nuestro estilo de vida:

Modificar nuestra alimentación.
Aprender técnicas de relajación y respiración, hacer ejercicio, darnos momentos de descanso y diversión y pensar de una manera distinta.
Consulta el artículo sobre estrés corporal.